Insatisfacción

Se trata de un sentimiento muy humano que puede estar contextualizado en ámbitos muy concretos: en el plano laboral una persona puede sentirse de este modo cuando tiene un trabajo precario, en una etapa de desempleo de larga duración, ante un empleo que no conecta con la vocación profesional, al estar estancado en el trabajo.

La insatisfacción muestra un nivel de desencanto personal producido por la frustración de que no haya cumplido un deseo determinado.

Insatisfacción

Una de las grandes víctimas de la insatisfacción son las relaciones personales de quien la padece. Su carácter cambia, está amargado, no celebra los éxitos de los demás, y ante su constante queja, los otros se cansan, se distancian, y el insatisfecho se queda y se siente solo, y diferente de los demás. También los aspectos laborales se ven afectados; algunos cambian constantemente de trabajo, de estudios, etcétera, buscando una opción que les satisfaga pero, lamentablemente, no la encuentran.

Este comportamiento puede reproducirse también en otras áreas de su vida, como es el caso de las relaciones sentimentales, porque es frecuente que no encuentren a una persona que cumpla con los requisitos exigidos por ellos y, si no les deja su pareja antes, son ellos mismos quienes rompen la relación, o la mantienen con una mala calidad.

Desde el punto de vista positivo, el sentimiento de insatisfacción ofrece una información valiosa sobre la necesidad de un cambio en un ámbito determinado. Por ello, la persona que toma conciencia de cómo se siente puede valorar hacer algo al respecto.

La causa más frecuente de la insatisfacción crónica son los problemas del estado de ánimo, como el trastorno depresivo; pero puede existir una insatisfacción crónica sin presencia de depresión en aquellos casos en los que la persona no se siente realizada, o considera que lo que ocurre en su vida no persigue ningún objetivo concreto, bien porque ella misma no acierte a establecerlo, o bien porque otras personas o circunstancias le impidan conseguirlo. En el primer caso, la insatisfacción cursa con elevados niveles de frustración, tristeza y apatía, mientras que, en el segundo caso, es la ira quien coge de la mano a la insatisfacción para hacerle la «tarea» más complicada a quien la padece.

Finalmente, existen personas para quienes la insatisfacción no está siempre presente, sino que aparece poco tiempo después de haber conseguido su objetivo. Este hecho, que podría parecer contradictorio, suele ocurrir en personas que tienen un pronunciado rasgo de búsqueda de sensaciones y que, por lo tanto, rápidamente se ‘cansan’ de sus logros, y pierden interés por ellos.

También ocurre en aquellos casos en los que las metas han sido demasiado fáciles de conseguir por lo que, una vez alcanzadas, pierden interés.

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