Se conoce como teoría geocéntrica a una antigua teoría la cual posiciona a la Tierra en el centro del universo, y los astros, entre ellos el Sol, girando alrededor de la Tierra. Esta teoría estuvo vigente en diversas civilizaciones de la antigüedad. Esta teoría fue elaborada y propuesta por Aristóteles y la misma estuvo vigente hasta el siglo XVI, en la versión completada por parte de Claudio Ptolomeo en el siglo II a. C., en la obra denominada El Almagesto, en la cual se introdujeron a los llamados epiciclos, ecuantes y deferentes. Esta fue sustituida por la teoría heliocéntrica.

Por otro lado, el geocentrismo no presenta solución alguna a los problemas que se relacionan con los movimientos de los cuerpos celestes, entre los que destacan, los movimientos de los planetas, dicha teoría estuvo vigente en las más remotas civilizaciones, en Babilonia era ésta la visión del universo.
Por otro lado, es importante señalar que los postulados esenciales de la teoría geocéntrica se remontan a la antigüedad, siendo ésta la percepción del mundo en el espacio que también se creía funcional en los tiempos de la antigua Babilonia, por solo dar un ejemplo. Enfocándose en los escritos, en El Almagesto Ptolomeo da una explicación de cómo los planetas, el Sol y también las estrellas están girando alrededor de la Tierra, introduciendo los conceptos y las explicaciones de los modelos geométricos que crearon los antiguos epiciclos, ecuantes y deferentes, los cuales se desarrollaron para comprender los movimientos aparentes, las variaciones de velocidad y de dirección de los planetas que servían para mantener en pie la teoría geocéntrica.
El sistema que Ptolomeo describió, muestra que las versiones del modelo geocéntrico funcionaban por esta compleja interacción entre círculos. Ptolomeo tenía la percepción de que cada planeta giraba alrededor de un círculo al cual denominaba epiciclo y al mismo tiempo, el epiciclo orbitaba en un círculo de mayor tamaño al que se denominaba deferente, todo girando así alrededor del planeta Tierra. Por su parte el centro del deferente no sería la Tierra en sí misma, sino un punto que se encontraba cerca al punto medio de la distancia entre la Tierra y el ecuante. Por su parte con respecto a la idea del ecuante, Ptolomeo logró una perfecta solución para poder justificar las numerosas discrepancias y críticas que ya para entonces el modelo geocéntrico recibía.